El tecladista Clive Nolan se las arregló para hacer de Arena un grupo más progresivo, más heavy y más épico que -su otra banda- Pendragon.
Este segundo disco significa una continuación del Hard-Rock sinfónico desarrollado en el disco debut. Incluso, repite la fórmula de intercalar piezas épicas con pasajes instrumentales, a manera de interludios.
Este segundo disco significa una continuación del Hard-Rock sinfónico desarrollado en el disco debut. Incluso, repite la fórmula de intercalar piezas épicas con pasajes instrumentales, a manera de interludios.
La música de Arena es altamente categórica porque condensa una propuesta de Rock progresivo moderno basada en el sonido agresivo del metal clásico europeo, pero con más espacio para los teclados y con composiciones más ambiciosas.
Además, este es uno de los dos discos en los que participa el cantante Paul Wrightson, en mi humilde opinión, el mejor vocalista que ha tenido Arena en toda su historia. (El otro álbum es el aclamado The Visitor de 1998)
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